El colocador cubano se despide de Tarragona tras una temporada en la que, sin duda, ha dejado huella tanto dentro como fuera de la pista.
Para empezar, hay que destacar que su llegada no fue nada sencilla. La incertidumbre rodeó su fichaje desde el primer momento. Durante semanas, el club trabajó incansablemente para resolver los trámites del visado, y hubo momentos en los que su incorporación parecía completamente imposible. Sin embargo, finalmente, Dayan debutó con la elástica rojilla en el partido contra el Arenal Emevé. Aquel día, la grada se volcó con él. Al entrar y salir de la pista, fue ovacionado por toda la afición. Fue un momento especial, que reflejaba no solo el cariño del público, sino también la empatía ante las dificultades superadas, tanto por parte del jugador como del club.
Desde el primer entrenamiento, Dayan demostró un carácter alegre y un alto grado de compromiso. De hecho, su conexión con el vestuario fue inmediata, especialmente con Moisés y Denys, con quienes forjó una amistad profunda que fue mucho más allá de la pista. Además, su energía positiva era palpable en cada calentamiento, en cada punto celebrado y en cada gesto fuera del pabellón.
Un colocador completo con momentos brillantes
En cuanto a su rendimiento deportivo, destacó por su gran versatilidad: colocación precisa, saque potente, bloqueo efectivo e incluso capacidad para sorprender con acciones ofensivas cuando era necesario. Uno de sus grandes momentos como rojillo llegó, precisamente, en la victoria ante el CV Manacor, entonces segundo clasificado. Ese triunfo fue fundamental para acercarse a una permanencia que, semanas después, acabó certificándose.
A lo largo de toda la temporada, mantuvo una sana rivalidad con Pablo Rosales, su compañero en la dirección del juego. Así pues, juntos empujaron al equipo a dar siempre un paso más.
Ahora, tras completar su primera experiencia en el voleibol estatal, Dayan emprende nuevos retos. Deja atrás una ciudad que lo ha acogido con los brazos abiertos y un club que, en todo momento, ha hecho lo posible para que no le faltara de nada.
Gracias por todo, Dayan. ¡Mucha suerte en tu nueva etapa!
Foto de portada: Albert Fabregat